4 de mayo de 2014

La Chivata de mi abuelo

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   Mi abuelo tiene una chivata, un bastón, un punto de apoyo. La ha usado durante años, no desde el primer momento que la necesitó aunque sí la necesita desde que la usa. Le ha acompañado a cada paso y ha sido indispensable para mantenerlo en pié en cada tropiezo. 
   Éste último año su chivata, su querido bastón no pudo resistir la prueba a la que se enfrentó y se quebró en el límite de su flexibilidad. El blanco mango se partió en dos. Pero mi abuelo busca soluciones y pese a haber podido usar un bastón nuevo que tenía guardado optó por enmendar aquel a cuyo mango ya estaba acostumbrado.
  Ahora sigue usando su chivata, pero está debilitada en su mango y ha de cogerlo exactamente por ése punto, sino no resistiría el peso de mi abuelo. Le han regalado otro bastón. Tiene ya dos opciones aunque decide seguir con el precario apoyo que le supone su bastón de siempre, el que le ha servido de tanto.
    - Abuelo- le pregunto- ¿Porqué no usas alguno de las nuevos bastones?
   - No son buenas chivatas- y añade- el mango está tocado pero la base de la mía no se resbala aunque el suelo se moje o el firme sea irregular.

                                                                                             
                                                                                 - Suerte con vuestros bastones  -
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