20 de mayo de 2015

Lo que visionamos importa menos que la forma de verlo

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Los conflictos suelen emerger cuando formas de entender el mundo colisionan, normalmente por intereses contrapuestos y cuando una persona es incapaz de liberar sus nociones o expectaciones creadas por percepciones pasadas. Tanto es así que según nuestra cosmovisión tenemos una pre-respuesta y percepción de la realidad. De hecho, en nuestro código genético destaca una necesidad intrínseca para cuantificar y medir nuestra realidad, se supone que fruto de cientos de años de evolución - hay estudios para todos los gustos-. El psicólogo William James expone en las variedades de la experiencia religiosa: estudio de la naturaleza humana (1902) que "lo primero que hace el intelecto con un objeto es clasificarlo en base a otro", y de niños ya lo hacemos, una mandarina es una fruta, una flor es una planta y un caballo es un animal...y así vamos dándole sentido al mundo.

Intentad imaginar vivir en una sociedad como la que se plantea en Dragon Ball Z, concretamente en aquella que engloba al llamado Imperio Freezer, donde el poder es todo lo que importa y la valía se determina por un número, su nivel de fuerza. Todos los guerreros se identifican e interactuan según su nivel de Ki. Lo primero que hacen cuando conocen a  alguien es medirlos con una herramienta de clasificación y validación, el scouter que les dicta si una persona es inferior o no y en base a eso se le da un trato. ¿Os imagináis ése mundo? Uno en el que donde todos miramos a las personas a través del scouter, convirtiendo a las personas en números que categorizan a los demás para tratarlos en base a ellos. ¿Qué es una persona sin ese número? una mezcla de tradiciones, verdades y mentiras, fuerza y debilidad, amor y odio, un suministro infinito de emociones,esto es, un ser humano.

En el manga, Vegeta y en general los guerreros del espacio (los saiyajins), interpretan la adversidad como una diversión, aparecen en la serie como un producto de ese modelo de sociedad inmisericorde, egoísta e irritada. Características que iban afianzando el propio ego de los guerreros conforme derribaban a los demás.

En el caso de Vegeta, este acabo abandonando esa herramienta para categorizar que son los scouters una vez aprendió a sentir la energía de los demás tras el combate con Goku, un guerrero con un aprendizaje más oriental, más espiritual. Y es que, sencillamente, Goku lucha para mejorar y desarrollar sus habilidades porque le hace sentirse más fuerte y feliz. Tiene confianza interior y no le importan los niveles de poder. No necesita un número para reconocer su valía. Busca enemigos más fuertes para obligarse a mejorar y probar que es mejor que antes, no para ratificar su existencia e invalidar la de los oponentes, tal y como hacía Vegeta.

Aquel que conquista a los demás es fuerte, pero quien se conquista a sí mismo es poderoso. Laozi, Patriarca del Daoismo.


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