Más de una década después de aquellas partidas de rol jugando a Vampiro la Mascarada, nos hemos reunido alrededor de una mesa para darle no-vida a un nuevo comienzo, ahora que se llevan las secuelas ;P . El trasfondo orquestado para éste nuevo génesis ha sido urdido por la mano de Paet, y aunque se han quedado dos vampiros en el camino, Sanorin y nosotros estamos dispuestos a continuarla via hangout desde china.
A modo de introducción a la psique de mi pj, dejo las siguientes líneas:
Sigo observando como el ser humano pone más pasión en lo que no existe que en lo que existe. Ahí están la patria o los marcianos. Aún en estos tiempos en los que la Mascarada Vampírica ha caído y el mundo sobrenatural, en general, esta más expuesto que nunca. Los seres humanos y otras criaturas mortales siguen entregándose con fervor a conceptos intangibles y actuando como si el secreto de la vida consistiera en tener el cuerpo en un sitio y la cabeza en otro. Convirtiendo a los individuos con los cuerpos y la cabeza en el mismo lugar, en excepciones.
Reconozco que al principio no aproveché las escasas lecciones de mi Sire, pero algo que suelo poner en práctica es lo que él llamaba "toma de conciencia", algo incompatible con soñar. La toma de conciencia es como la toma de tierra de los circuitos eléctricos. Sirve para que no nos electrocutemos. Para descargar las sobrecargas que cortocircuitan nuestra mente.
Pero desde que ocurrió la Gehena no hay toma de conciencia ni toma de tierra capaz de soportar la tensión que arrastramos. Cada vez siento menos mi humanidad, irónicamente cuando más los necesitamos. No estamos hechos para depender tan abiertamente de ellos. Y luego esta el tema del cambio que sufrimos, aquellas reliquias, amuletos, que nos proporcionaron como protección acabaron alterando nuestra esencia vampírica cuando tuvo lugar la maldición de la Gehena.
Hoy por fin hemos despertado en Sevilla, tras un largo letargo, un viaje de unos 10 años desde Tierra Santa. Alimentarme bajo la protección de los anillos mágicos me trae recuerdos de la ultima vez que mi no-existencia me llevó a cazar por sus calles. Otros tiempos, otras realidades, otras perspectivas ante nosotros. La ciudad guarda su idiosincrasia bajo un relieve muy inestable, sigue abrazada a sus mitos, imágenes y banderas en mitad de una tensa calma. De alguna manera se las ha ingeniado para continuar enfocando su pasión en lo que no existe.
Hasta aquí las memorias de Juan Manuel Ortega, podéis leer más sobre el trasfondo y la partida que jugamos ayer, en el siguiente enlace: Jugando con Kaa